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domingo, noviembre 29, 2009

La nueva longevidad (Semana.com)

Vejez significa haber vivido muchos años y eso no debería ser un asunto vergonzoso
Vejez significa haber vivido muchos años y eso no debería ser un asunto vergonzoso
INFORME ESPECIALEl crecimiento de la población vieja y el aumento de la expectativa de vida están cambiando la noción de vejez. Esta transformación plantea retos para todos.
Sábado 28 Noviembre 2009
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Si bien se han agregado años de vida, el reto es darles vida a esos años
Si bien se han agregado años de vida, el reto es darles vida a esos años

En 2002, un periódico nacional publicó un aviso que anunciaba: "Se dictan cursos de computación en Internet para ancianos", y a renglón seguido se leía: "Matrículas abiertas para personas de 40 años en adelante". La anécdota la contó ese mismo año el periodista Arturo Guerrero en un coloquio organizado por el Ministerio de Comunicación y el Centro de Psicología Gerontológico (Cepsiger), para promover el periodismo en todas las edades.

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Decirle anciano a una persona de 40 era acertado en 1900, cuando la expectativa de vida en el país era de 28 años, pero no ahora cuando está estimada en 75 años. Una persona de 40, en las circunstancias actuales, se encuentra en la mitad de la vida y difícilmente cabe en la categoría de persona vieja.

Pero esta confusión es común y se explica porque la sociedad está viviendo una transformación silenciosa, rápida y que ha tomado a casi todos por sorpresa, incluso al comediante George Burns, fallecido luego de cumplir 100 años y quien solía decir: "Si hubiera sabido que iba a vivir tanto, me habría cuidado más". Él y muchos otros de sus coetáneos son sobrevivientes sorprendidos , que "no esperaban vivir tanto y no se prepararon para ello", dice Gunhild Hagestad, profesora de Sociología de la Universidad de Northwestern, en Estados Unidos.

Los expertos llaman a este proceso la revolución demográfica, un fenómeno que se expresa en cambios rápidos en la estructura poblacional, la cual se está modificando porque cada vez nacen menos niños, al tiempo que aumenta el grupo de personas que viven 60 y más años. Esta revolución también está dada por que la gente vive más gracias a los avances en salud, educación y a las condiciones de vida. Un hombre que en 1975 había cumplido 60 años tenía 16 más por vivir. En 2050, quienes tengan esa misma edad van a tener la posibilidad de vivir 82 años en promedio. Pero, además de la disminución de la natalidad y del incremento de la longevidad, en el país incide la migración de los jóvenes en la década de los 90, lo que está provocando que "la población vieja esté creciendo a un ritmo mucho más rápido que la población total", dice Héctor Maldonado, director del Dane. Y por esto, la famosa pirámide resultado de dicha estructura se ha ido desdibujando, para darles paso a otras formas. En 2050 es posible que sea más acertado hablar de la cebolla poblacional. Para ese entonces se estima que en Colombia habrá tres adultos mayores de 60 años por cada menor de 5.

Si bien esta situación es más pronunciada en países desarrollados, en los más pobres estos cambios se están dando en un tiempo más corto. "En Europa esta transformación duró 300 años, en cambio en Colombia se dio en apenas 30", señala Maldonado. Por primera vez en la historia conviven simultáneamente varias generaciones. Los niños de hoy tienen la oportunidad de vivir en un mismo momento con sus padres y abuelos, a veces con los bisabuelos e incluso, en situaciones muy particulares, hasta con sus tatarabuelos.

Esta "abundancia de vida", como Hagestad la llama, plantea una serie de retos para la sociedad no solamente para la salud, sino la educación, la economía y el régimen de pensiones y la seguridad social, la política y la cultura. Lo paradójico es que a pesar de estos cambios, persisten ideas caducas sobre la vejez, que todavía se asocia a enfermedad, pobreza y aislamiento. Tal vez estos mitos explican el miedo que buena parte de la sociedad le tiene a dicha etapa de la vida. Algunos mayores de 30 sienten pena de decir su edad, como si al hacerlo estuvieran confesando algo vergonzoso. Muchas mujeres se pintan el pelo para esconder las canas y se estiran las arrugas para tratar de parecer jóvenes. Se ensalza la juventud como sinónimo de éxito. En los medios de comunicación, los viejos escasamente tienen voz.

Un estudio hecho por la fundación Cepsiger concluyó que si bien hoy existe más información acerca de la vejez, ésta sigue siendo escasa y estereotipada. Todas esas creencias "desconocen que hay muchas personas que viven con bienestar y satisfacción porque previamente se han preocupado y ocupado por vivir con estilos de vida saludables", dice la sicóloga Elisa Dulcey-Ruiz, coautora del estudio. En artículos analizados entre enero y abril de 2001 en los principales diarios de Bogotá, se encontró que las noticias sobre la gente vieja tenían que ver con temas de seguridad social, problemas y desafíos socioeconómicos, con salud y enfermedad.

El gerontólogo y siquiatra Robert Butler acuñó hace unos años el término 'etarismo' para referirse a comportamientos discriminatorios de la sociedad en relación con a la edad. Por ejemplo, considerar las personas viejas como sabias, asexuadas, poco atractivas, enfermas, y a los jóvenes como exitosos y dinámicos, hace parte de esa visión llena de prejuicios.

El lenguaje refleja cómo en cada cultura se percibe la vejez y puede ser el obstáculo para ver esta etapa de la vida con otros ojos (ver recuadro). Para Dulcey-Ruiz, directora de Cepsiger, la visión de la sociedad sobre las personas viejas es importante porque estas creencias influirán en cómo se verá dicha etapa en el futuro: "Si yo considero que la vejez es terrible, de alguna manera contribuyo, aun sin darme cuenta, a que lo sea", explica.

La antropóloga Mercedes Borrero, asesora del Fondo de Población de las Naciones Unidas, considera que hay una gran ignorancia al respecto. "Los ancianos de hoy son personas más sanas, más educadas y más activas", señala. Es lo que se conoce como la nueva longevidad, "que no se puede equiparar a la de generaciones precedentes, pues se trata de un envejecimiento cualitativamente distinto", afirma el sociólogo y demógrafo José Olinto Rueda Plata.

Pero tal vez una de las principales equivocaciones sea confundir envejecimiento y vejez, explica Dulcey-Ruiz. El envejecimiento es un proceso que empieza al nacer y termina al morir. "Envejecemos los 365 días del año, pues no hay otra forma de vivir sino envejeciendo. La fase final de ese vivir-envejecer es la que denominamos vejez, un término que equivale a vivir muchos años", señala la experta.

La juventud, por lo tanto, debe entender la vida como un proceso que requiere una preparación permanente y una acumulación de capital y recursos de toda índole -físicos, intelectuales, emocionales, económicos- porque "todos estamos envejeciendo, y los jóvenes de hoy van a ser los viejos del mañana, si no se mueren antes", enfatiza la sicóloga.

Los expertos señalan varios desafíos. Hay que combatir la segregación por edad, es decir, que los niños se concentren en guarderías y los viejos se establezcan en internados. Lo ideal es propender por una sociedad que integre más a todas las edades para que sea posible que tanto las personas viejas como las jóvenes se nutran mutuamente de sus experiencias. Esta idea se extiende a los espacios públicos, pues tal como están las cosas actualmente, las calles y las normas de tránsito no están diseñadas para personas de todas las edades, incluidos individuos que caminan más lentamente o que no ven ni escuchan bien. El otro gran reto es entender la vida como un continuo y no un guión vacío. Según Hagestad, esto quiere decir abrir espacios y crear roles significativos para todos, para poder vivir la vejez con bienestar y satisfacción. "La necesidad de contribuir en la sociedad debe durar hasta el final de la vida", dice la socióloga. La idea es que, si bien se le han agregado años de vida a la existencia, "ahora hay que pensar en agregarles vida a esos años", afirma.

En ese sentido también es relevante que la educación se brinde no sólo en las primeras etapas de la vida, sino en cualquier momento para darles oportunidad de aprendizaje a aquellos que no la tuvieron de niños o para que la gente pueda reentrenarse en la adultez.

También se debería cuestionar el curso de la vida como dividido en tres partes separadas: la infancia y la juventud, para el aprendizaje; la adultez, para el trabajo, y la vejez, para el descanso. Esa visión impide ver la vida como una unidad que implica continuidad y en la cual se puede y se debe aprender, trabajar y descansar. Pero a menudo la gente siente que al desplazarse de una etapa a otra se encuentra en un esquema vertical lleno de tropiezos, y no en un proceso continuo. Las personas viejas pasan, muchas veces, de "una participación sin descanso a un descanso sin participación", señala Hagestad, quien convoca a pensar en una reorganización de la vida adulta para permitir a las personas integrar ocio, familia y actividades económicamente productivas en una línea horizontal, como un continuo que atraviese la vida. En fin, hay que modificar la sociedad, desmitificar conceptos, educar a la población para ese futuro y tomar decisiones políticas oportunamente. "De eso dependerá que la transformación demográfica favorezca el país", dice el sociólogo y demógrafo José Olinto Rueda.

1. INFORME ESPECIAL


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AHANAOA A. C.
Miguel Leopoldo Alvarado, N.D.
Fundador y Presidente
http://www.nutriologia-ortomolecular.info/

lunes, noviembre 23, 2009

Próxima meta: tener 120 años, pero con la vitalidad de los 50 (Clarin.com)

GRANDES DESAFÍOS DE LA CIENCIA: ¿SE PUEDE ENVEJECER EN BUEN ESTADO?

Próxima meta: tener 120 años, pero con la vitalidad de los 50 (Clarin.com)

Para un envejecimiento saludable son fundamentales una buena nutrición, un sistema de salud sólido, no fumar, hacer actividad física y no ser obeso. La ciencia busca más claves en 7 frentes de combate.

Que muchos más lleguen a cumplir 100 años, pero con un cuerpo de 50 años. ¿Sueño demasiado optimista? Al menos, ésa es la meta que tienen los científicos que se esfuerzan por estirar como nunca la cantidad de años de vida de la gente, pero conservando su calidad. "Nuestro trabajo está guiado por el concepto de '50 años más después de los 50'. Esto significa, hacer que nuestros segundos cincuenta años de vida sean tan sanos, confortables y activos como los primeros", explica el profesor John Fisher, de la Universidad de Leeds, en Inglaterra, que recibió 11 millones de libras recientemente (casi 70 millones de pesos) para trabajar en regeneración de tejidos y articulaciones artificiales.

Este investigador es uno de los muchos que están probando herramientas potenciales para prolongar la vida humana. En su caso, apuesta a conseguir mejores prótesis de cadera, una parte del cuerpo que más se ve afectada con la edad. Y también trabaja con su equipo en "andamios" biológicos para los problemas de rodillas, manos y arterias. Esos "andamios" se construyen a partir de ciertos materiales y de células de los propios pacientes. También piensan en mejores válvulas para el corazón y arterias, con menor riesgo de infección y falla, y dientes fabricados a partir de la nanotecnología.

Otra opción son las terapias con células madre. "Hoy sólo son una promesa. Se están experimentando para tratar problemas del corazón, diabetes, enfermedades hereditarias y del sistema nervioso como el mal de Parkinson", dijo a Clarín el investigador del Conicet y del Instituto Leloir, Fernando Pitossi.

"Si alguna clínica u hospital hoy ofrece alguna terapia con células madre, la gente debería ser cautelosa antes de someterse a alguna práctica. Antes, debe averiguar si la institución tiene aprobación del Incucai y debe ser gratuita. La única terapia que ya está siendo usada desde hace años es la de células de la médula ósea para enfermedades de la sangre".

Para Pitossi, se necesitará más de una década para sortear las dificultades que hoy enfrenta el desarrollo de este tipo de terapias: "Todavía falta saber dónde van las células madre adultas cuando se inyectan y cómo interactúan con el organismo", mencionó.

Todos apuestan a que la gente viva más y mejor. Pero aún quedan las respuestas básicas por resolver. "Estamos haciendo una revolución sobre el envejecimiento. Ahora conocemos mecanismos moleculares que son comunes a varias especies -desde los gusanos, pasando por las moscas, hasta los seres humanos- que se encargan de la longevidad de los organismos", contó el argentino Javier Apfeld, científico en la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard. Este científico se dedica a experimentar con el gusano Caenorhabditis elegans. Este organismo mide tan solo un milímetro de longitud y es uno de los favoritos para los que estudian el envejecimiento: es muy simple y de muy fácil mantenimiento en el laboratorio. Apfeld reconoce, sin embargo, que todavía no se sabe bien por qué se envejece.

"Hay varias hipótesis, y eso habla de lo poco que sabemos aún", sostuvo Apfeld. Hay dos grupos de hipótesis que intentan explicar el envejecimiento. Unas se basan en que el organismo sigue una especie de organigrama biológico con tiempo limitado. Otras hipótesis, llamadas del "error", postulan que ciertos "asaltos" ambientales (como los radicales libres) hacen que células y órganos se vayan dañando hasta frenar su funcionamiento y causar la muerte.

Con estas hipótesis por detrás, se llevan adelante los diferentes estudios: se testea la acción de los antioxidantes como un camino para evitar el daño que los radicales libres producen sobre las células (asociado a enfermedades como cáncer y mal de Alzheimer). Otra posibilidad en estudio es la enzima telomerasa, que podría llegar a usarse en fármacos rejuvenecedores. Se investiga, además, la restricción de calorías (consiste en una ingesta controlada de comida, que puede ser riesgosa y todavía está en experimentación) y la melatonina, una hormona que produce el mismo cuerpo, pero que podría darse como suplemento para desacelerar el envejecimiento.

Contra los males del cerebro en particular, se buscan varias alternativas. "Para combatir los daños de los ataques cerebrovasculares -cuenta el neurólogo Conrado Estol-, se están desarrollando dispositivos que funcionan como un sacacorcho que extrae los coágulos en el cerebro. También se buscan fármacos nuevos para dar a los pacientes durante las primeras horas de los ataques cerebrovasculares. En la actualidad, mueren 7 millones de personas en el mundo por esas enfermedades".

Aunque se esperan buenos resultados de las investigaciones en curso en diferentes laboratorios del mundo, el doctor Estol resaltó que "la gente debe apostar a la prevención: el 80 por ciento de los ataques cerebrovasculares se pueden prevenir si no se fuma, se hace actividad física y se sigue una alimentación saludable". Y agregó: "No nos engañemos pensando en el futuro. Hoy podemos hacer una inversión importante con simples acciones, como dejar el cigarrillo y tomarnos la presión arterial".

Hay mucho para hacer tanto a nivel individual como a nivel comunitario. La cuestión no es sólo agregar años a la vida sino también calidad, dijo a Clarín Richard Suzman, director de investigación social y comportamiento, del Instituto Nacional de Envejecimiento de los Estados Unidos. "Se necesita sumar años libres de discapacidad, más los ahorros y las finanzas para pagar la expectativa de vida aumentada", señaló.

Para este científico, las claves para estirar hoy la vida son: "Una buena nutrición materna e infantil, vacunaciones adecuadas, una educación extendida, un sistema de salud sólido, no fumar, hacer actividad física y evitar el sobrepeso y la obesidad".

"La innovación tecnológica en la medicina permitió que la gente viva más. Por ejemplo, más personas que sufren infartos sobreviven. Pero si queremos llegar a los 120 años, los países deberían tener programas específicos sobre envejecimiento, incluyendo la inversión en investigación y la salud mental", opinó Suzman. En este punto, los especialistas consultados resaltaron el rol de los tomadores de decisión política, desde los intendentes hasta los presidentes. Porque ya hay mucha evidencia sobre cambios urbanos que deberían realizarse hoy. "Las ciudades deberán adaptarse para alojar a más personas mayores y para prevenir un envejecimiento saludable. En Buenos Aires, casi no se puede correr por las calles. Ni se puede andar bien en bicicleta", dijo a Clarín Alberto Palloni, investigador en demografía de la Universidad de Wisconsin, en Estados Unidos, y chileno de nacimiento, quien ha visitado la capital argentina en varias oportunidades. "Las autoridades deberían poner en marcha más acciones continuas para que la gente viva más saludablemente. No se trata sólo de tomar acciones individuales".

Aunque mucho se dice, poco se promueve la buena alimentación, basada en el consumo de más frutas y verduras y menos carnes rojas de manera sostenida. "Hay que sufrir menos estrés y alentar la meditación, que está comprobado que ayuda mucho para mejorar la calidad de vida", agregó Palloni. "El gran desafío es cómo hacer para que se adopten las recomendaciones que ya sabemos que son efectivas -reconoció Palloni-, si la gente tiene que ir a tres trabajos y viajar 3 horas por día. En esas condiciones económicas, se hace difícil seguir hábitos saludables". w

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AHANAOA A. C.
Miguel Leopoldo Alvarado, N.D.
Fundador y Presidente

BIOMARCADORES DEL ENVEJECIMIENTO