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sábado, septiembre 03, 2011

Si se pudiera detener el reloj biológico celular, dejar que las células se reproduzcan continuamente ¿el hombre alargaría su vida sin envejecer ni morir? (La Jornada de Oriente)

Células inmortales

Si se pudiera detener el reloj biológico celular, dejar que las células se reproduzcan continuamente ¿el hombre alargaría su vida sin envejecer ni morir? (La Jornada de Oriente)

ANTONIO CRUZ LÓPEZ

Los seres vivos poseen una estructura celular que conforma tejidos, órganos, sistemas, que funcionan permanentemente; el cuerpo humano lo hace a partir de 75 billones de células en actividad constante, cuya actividad las expone a desgaste; cada tejido está especializado en la función que le corresponde, para la que está destinado según el órgano del que forman parte; en esa actividad ejecuta funciones que propician desgaste celular hasta el agotamiento, razón por la que deben reponerse; luego entonces el organismo al que pertenecen debe estar dotado de un mecanismo de sustitución preciso e inviolable para que la sustitución sea correcta, exacta e inmediata. Se ha calculado que cada segundo se incorporan 5 millones de células al sistema operativo, del que aproximadamente 400 millones se hace cada día. El problema estriba en que no todas lo hacen al mismo tiempo y ritmo; las neuronas o células nerviosas, por ejemplo, son tan especiales en su función que prácticamente no se regeneran, ocurre lo contrario con las células de la mucosa digestiva se descaman a gran velocidad y deben reponerse continuamente; la reposición celular se da en un patrón individual de control, a cargo del material genético presente en los cromosomas de cada célula, gracias al cual se replican de manera idéntica cada vez.

En 1920 Hermann Joseph Muller, genetista estadounidense que trabajó zoología y genética en la Universidad de Columbia, fue expulsado por sus pensamientos sociales no capitalistas; así, llegó a la antigua URSS, en donde de 1933 a 1937 investigó genética humana en Moscú; discrepó con Trofim Denissovich Lysenko, genetista agronómico, quien consideraba que la genética de Muller era "genética burguesa"; Stalin manifestó su acuerdo con el ruso siendo postergadas sus investigaciones, se fue de Rusia, colaboró con el bando republicano en la Guerra Civil Española, terminó situándose en Edimburgo, Escocia; aquí investigó los genes de la mosca Drosophila melanogaster, descubriendo que la radiación afectaba sus cromosomas causándoles delecciones o mutaciones, se percató de que los extremos del material genético mantenían integridad, los llamó primero genes terminales, luego los nombró "telómeros", término que derivó del griego telos, que significa fin, y meros, que es parte; es decir, que los telómeros son la parte final de los cromosomas.

Barbara McClintock, investigadora de la Universidad de Missouri, estudió los telómeros de Muller, señaló que tienen función básica en la integridad de los cromosomas, se le otorgó Premio Nobel de Genética y Fisiología en 1983, por supuesto quedó en el olvido el paisano Muller comunista.

Los telómeros son los extremos distales de los cromosomas de células vivas animales y humanas (el hombre es un animal más), cada célula conserva su material genético, lo que no ocurre en virus y bacterias que no ser células verdaderas, son procariotas; en ellas el material genético está sin contenedor alguno, disperso en el citoplasma agrupados en los nucleótidos, siendo lineales o circulares, pero sin telómeros.

Elizabeth Blackburn, Jack Sgostak y Carol Greider recibieron en octubre de 2009 el Premio Nobel al descubrir que la célula eucariota de plantas, animales y humanos cada vez que se divide para mantener sus tejidos pierde una porción de los telómeros, se acortan hasta que la célula envejece y muere, lo que es contrario en las células cancerosas, que no mueren porque los telómeros no se acortan, lo que se ve también en las llamadas "células madre".

Demostraron que la células cancerosas y madre producen una enzima que llamaron telomerasa, encargada de impedir el acortamiento de los telómeros, por lo que no envejecen y mantienen actividad reproductiva constante; es decir, con telomerasa las células se mantienen jóvenes reproduciéndose indefinidamente. La pregunta obligada es ¿aquí está acaso el secreto de la inmortalidad celular que prolongaría la vida o la posible cura del cáncer?

La economía neoliberal dominante marginó al "comunistoide" Hermann Joseph Muller, premió a los cuatro científicos que basaron sus descubrimientos en el hallazgo de él, su mérito indudable es que llegaron a encontrar a la enzima guardián de los telómeros, la telomerasa, enzima que evita o retrasa el envejecimiento, presente también en las células madre germinales, enzima que se pierde o reprime en la células adultas del cuerpo quedando sin protección, acortándose en cada división celular envejeciendo hasta morir.

Si se pudiera detener el reloj biológico celular, dejar que las células se reproduzcan continuamente ¿el hombre alargaría su vida sin envejecer ni morir? Parece posible, pero no fácil, ya que el crecimiento libre y desordenado de células sin control es la expresión de cáncer, un camino de células en reproducción desordenada por la presencia de la telomerasa. ¿Si combatimos o quitamos la telomerasa existente en las células cancerosas ¿se curará el cáncer que las reproduce de manera inmortal? Este es el secreto de las células inmortales.


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AHANAOA A. C.
Miguel Leopoldo Alvarado
Fundador y Presidente
http://www.nutriologia-ortomolecular.info

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